Un día te levantas, te pones a mirar toda esa ropa, zapatos y colonias que se van a quedar sin usar, a mitad. Y recuerdas lo bien que lo trataba, la manera en la que al él le gustara que estuviera, cuando para él, el desorden era su orden; Y lo echas de menos.
Pd: Sin lo amargo, lo dulce no es tan dulce.

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