Antes iba y venía en autobús, pero ahora está harta de ver los chicles pegados y como la gente empaña los cristales con su gélido aliento en un día de invierno. Sí, dibujar cosas con los dedos en un cristal le apasionaba... Cuando tenía 3 años y era capaz de meterse el pie en la boca incluso cuando tenía una piruleta dentro de ésta.
Ahora va y viene andando, aunque no sienta la nariz ni los pies. Sus manos están protegidas por manoplas, y los pies por botas "peluchín", pero se siente incómodamente fría.
La nieve le cubre sus pestañas, pero así, si llora nadie le preguntará si está bien. La nieve se fundirá y se convertirá en agua.
Su gorro le tapa el pelo y casi sus dos trenzas que caen por los dos lados. Las gomas que sujetan la trenza están perfectamente deshilachadas, cada vez que se las quita piensa que su pelo va a morir, víctima del enredo.
Al sentarse en un banco se da cuenta de que algo no ha sobrevivido por el camino. Su botella de agua... bueno, se diría que ha reventado un poco a causa del frío. Se ha mojado todo. Es uno de esos días en los que todo sale mal. Intenta secarlo soplando, pero se da cuenta que lo único que consigue es respirar aire frío, más allá de su bufanda. No aguanta más. Se deja caer del banco, de la forma más ridícula que pueda haber.
Pero le da igual que la miren mal, no se dedica a comprobar que alguien la haya visto. Prefiere apoyar su cabeza en el banco y mirar al cielo. Típico de las películas patéticas. Ella es patética. Todo es patético. Pasa de esconderlo todo de nuevo. Gritaría, pero le duele demasiado el pecho para poder hacerlo. Su garganta se congela, sus cuerdas vocales no producen ni un mínimo sollozo. ¿Esto es lo que llaman amor? Ella lo entendía como algo increíble, como en las películas, en los libros, en las vidas de las chicas perfectas... Realidad... Como duele lo real.
Llora, pero en silencio. Ve como deja de nevar y el sol sale. Genial, toca la escena en la que "el inalcanzable" se sienta al lado de ella, le dice que la entiende. Ella dice que no con la cabeza, se enjuaga las lágrimas y sorbe por la nariz. Ella, una vez recuperada, dice que le quiere, él dice: ¿Qué?. Ella responde que nada... Se aleja sigilosamente y ella acaba como siempre, con el culo congelado, lágrimas que parecen mares y unas ganas insuperables de tirarse por una cascada para ver si así le sale el grito de una vez, aunque sea por adrenalina. Pero no, por dios... ¡Más agua no!
Todo eso es tan típico que hasta prefiere que no pase. Sí, le gusta lo atípico, y le gustaría vivirlo con él. Pero como no, él no es así, es uno más... Y la verdad es que ahora que lo piensa debería ir a casa a beber un chocolate caliente. Oye... ¿y si combinamos?
Mejor que sea un helado de Häagen Dazs. Como en las series de americanos deprimidos. Ya estamos con lo típico...
-Se levanta- Ya va siendo hora de actuar. Tira su diario mojado y enciende una cerilla. ¿De verdad va a quemarlo? -Recuerda el clavel. Lo quemó para que muriera a lo natural. Sí, a demás así sufre... Se siente asesina. Recuerda lo que le ha pasado y piensa que debería matar más a menudo. Así dejaría de tener el cuerpo como una piedra de frío. No pasaría nada de lo que le ha pasado.
Ojo por ojo, romper corazón por romper ilusión. La mayor mentira es la realidad. The biggest lie is the reality. El viento sopla y la apaga. ¿O ha sido su aliento? Ella nunca es así.
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