El contorno de sus labios se torció
levemente.
Como si de un susurro se tratase, soltó el
aire en un soplido siseante, curvas y curvas de aire que recordaban al
contoneo de ella al bailar.
Su mente se inundó de su esencia, se perdió
en las pupilas de su reflejo, y no hubo nadie, y digo NADIE que le sacara de
ese estado de shock.
Y es que éso, amigos... Eso era amor.
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