No se puede ignorar. Bajo su melena de color carbón, resalta una
mirada de niña, inocente y pulcra, cuyas ansias de diversión y felicidad
radiante proyectan su luz sobre cualquiera.
Mientras pasan los años, el círculo que limita su vida va ensanchando,
cada vez se amplia, más y más, abarcando así las influencias que deposita sobre
los demás.
Sonrisa contagiosa, de sonidos inimaginables, producen fantasías y
recuerdos, que se unen a las ansias de vivir, de esta quinceañera casi recién
nacida.
Pues el paso del tiempo no la afecta, salvo a la distancia
recorrida, las tardes de verano marcadas, y a las vivencias asistidas.
Feliz Cumpleaños, Lucía.
Te quiero.
