Querido… Lo que sea.
Esta última carta va dirigida a
nadie, a todos.
Voy a extraviarla en el correo,
para que llegue a cualquier destino, para la multitud, para los solitarios.
¿Alguna vez te has preguntado qué
sería de ti sin amor?
Yo nunca lo he pensado, ni voy a
hacerlo.
No te puedes imaginar lo mucho
que perderías, ni eres capaz de rozarlo.
Si te subes a un acantilado y
sientes ganas de chillar lo haces, sin preocuparte de si el eco rebotará en una
cabaña abandonada o en las piedras que provocan avalanchas.
Si quieres soñar, no necesitas
una almohada, ni una manta, ¿para qué las quieres si no tienes nadie con quién
hacerlo?
Solo busca la felicidad del otro.
No importa dónde, con quién ni cuándo,
siempre fluye por donde pasa.
No existen palabras suficientes
para describir ese sentimiento, ni se le puede calificar realmente de esa
manera.
Solo… surge. Pero cuando todo lo
que quieres se muda a otro hábitat, pierde todo el sentido y se esfuma.
¿En qué se convierte entonces?
En vapor de emociones y una
turbina húmeda.
Los restos causados no forman ni
la mitad de lo que se construyó en poco tiempo.
PD: Los cimientos se construyen
poco a poco, pero la pared se puede derrumbar en un mínimo instante.
Hasta que nos vuelva a fallar,
Alguien más del club.

No hay comentarios:
Publicar un comentario