En el momento
en el que te das cuenta de que no sabes cómo sentirte es imposible de describir.
Habrá una
cantidad insuperable de adjetivos y palabras capaces de mostrar eso y más, pero
ninguna existe, no en tu vocabulario.
La
desesperación te invade, solo quieres saltar, desde un rascacielos, de charco
en charco, de cama en cama, hasta llenarte los pies de barro, plumas y alguna
que otra gota de agua de lluvia.
Tus ganas de que
alguien te estire del pelo irán en aumento, tanto que tendrás que hacerte un
moño para respirar y expulsar el aire congelado que viajaba en tu interior.
Y solo viajaba,
puesto que ahora es cálido y sale de ti, y con él se van todos los recuerdos.
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