-Por más que lo pienso no logro comprender cómo puede el tiempo
ser regulado por un reloj.
Cómo un aparato puede marcar el transcurso del tiempo, indicarte
si es pronto aun para asomarte a la ventana y contemplar las estrellas y la
luna, o es tarde para ver el sol alumbrando el día.
Las manecillas dirigentes del horario matutino que tanto odias,
son las superiores.
Ordenan al segundero cuándo se debe mover, y la intensidad de su
tic-tac.
Normalmente, el repiqueteo tan molesto que te obliga a esconder
el despertador debajo de la almohada suele ser más intenso por la noche.
Quizá sea por el silencio.
Y hablando del silencio… ¿alguna vez es absoluto?
-Eso ya es otro tema.
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