¿Lo
que pienso?
Entre
otras cosas, creo que no es necesario patalear como una niña hasta conseguir lo
que deseemos, llorar hasta quedarse dormido, explotar de ira y decir algo que
nunca quisimos decir, retorcerse en los brazos de alguien hasta tranquilizarte,
quedarte pegada a él cuando te abrace, porque aunque desees hacerlo, sabes que
siempre habrá alguien que hará de disolvente.
Tampoco
hace falta enseñar las dos hileras de dientes al sonreír, poner cara de asombro
cuando te den una “sorpresa” que ya habías descubierto, ordenar tu habitación,
ponerte el guante correcto en cada mano a la primera, bailar cuando hace frío,
cantar a todas horas, chupar el cuchillo al terminar de untar la “Nocilla”,
acabarse hasta el más mínimo grano de pica-pica, secarse las lágrimas con el
dedo índice, intentar tocar la nariz con la lengua, saludar a un desconocido
por la calle y que cuando llames al telefonillo y digan: -¿Quién? –tú respondas:
-¡Yo!, y por supuesto, tampoco es necesario enamorarse.
Pero
lo hacemos… porque el cuerpo lo pide.
Y
no sabes cómo lo desea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario