Es sorprendente cómo, al estirar y contraer los músculos de
nuestros dedos, podemos crear un signo que sea capaz de entender una cierta
persona, que despierte curiosidades, que parezca limpiar el aire y liberarlo de
toda rareza, de depurarlo y de causar
diversas reacciones.
Podemos señalar la paz, la victoria, una mirada acechante,
divertir a un niño con nuestros juegos de falanges, expresar la emoción sentida
ante un tipo de música, comentar algo de forma no muy educada…
Si pensamos en lo que podemos hacer con una mísera mano… Imaginémonos
lo que podríamos hacer con nuestros labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario