Puedes coger una cámara y
grabar el crecimiento de un capullo de rosa, hasta cuando se convierta en una
hermosa flor.
Podrías verlo una y otra, y
otra vez, hasta que lo memorices.
Recordarás cuántos pétalos
tiene la rosa, el orden de nacimiento de cada uno de ellos, las franjas que
tiene una avispa que volaba alrededor en su tórax, la cantidad de matices de
marrón que tienen los pétalos al podrirse y caer al suelo, y todo esto sin ver
el vídeo.
Porque has estado presente.
Pero no podrás recordar la
inmensa cantidad de veces que él hizo de ti una gran mueca de felicidad, porque
no estabas allí, al menos como la persona que tú conoces.
Pd: Make me fly!
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